jueves, enero 13, 2011

Fin de fiesta




Engancho el sobre de dormir en el bolso, me cuelgo el morral, y salgo hacia el pueblo. Vale viene conmigo. Andamos calladas, de duelo por las vacaciones que se terminan. Nuestras amigas también nos acompañan, se levantaron temprano para despedirnos. Hace poco que amaneció y la arena está húmeda. El viento que viene del mar me despeina como lo ha hecho los últimos diez días.

Subimos las cosas al camión, uno de esos típicos del Cabo Polonio, con caja sin techo y caños reforzados para que los pasajeros se agarren fuerte al pasar entre las dunas. Nos acomodamos como podemos, porque se ha subido más gente de la que debería. Brasileros, yanquis, argentinos, uruguayos, todos rojos por el sol, sucios, llenos de arena y con petates obesos. Vale se aferra a su tabla de surf y hace pucheros. El camión se pone a andar y saludamos a nuestras amigas con la mano, como si no las volviéramos a ver nunca más. Miramos el pueblo que se aleja mientras andamos por la playa. El camión se balancea y con él nos mecemos todos. El motor diesel no es un arrullo, más bien nos sacude para despertarnos, para avisarnos que es momento de abrir los ojos y respirar hondo porque este paisaje demorará un año en regresar.

Llegamos a la ruta para esperar el ómnibus que nos llevará a Montevideo. Acomodo el equipaje en la banquina y me siento en el suelo. Unos cinco obreros hacen lo suyo junto al asfalto. Van de naranja, con botas de construcción y cascos. Ponen ladrillos para un futuro puesto turístico. Unos brasileros que venían en el camión sacan una guitarra, un cajón peruano y una armónica y se ponen a tocar una canción en portugués. No entiendo lo que dice, pero suena melancólica. Los obreros miran de reojo, pero no muestran demasiado interés, y siguen trabajando. Vale trae una botella de agua del quiosco y se sienta cerca. A los minutos me dice: “¡Fah! No me había dado cuenta que estos pibes se habían puesto a tocar. Pensé que era la banda de sonido de la despedida…”

En el horizonte aparece el Rutas del Sol. Nos levantamos, nos sacudimos la tierra y esperamos nuestro turno para subir.


5 comentarios:

Rebecca Milans dijo...

quien te ha visto y quien te ve...en rutas del sol...con todos esos hippies !!!

Natalia Mardero dijo...

Y... viste que soy medio masoca... psssttt...

Anónimo dijo...

mira vos
en marzo voy a uruguay. tengo muchas expectativas...
piriapolis para arriba

vanesa pasc

Anónimo dijo...

¿quien es vale?
¿es la persona que no te prestó atención en año nuevo y que querías golpear?

Anónimo dijo...

Obvio que no es la que no te dio bola, sino sería un relato mucho más cargado de intensidad, Vale no esta puesta en el lugar del deseo.