jueves, julio 26, 2012

Morrón y cuenta nueva




Un día nos conocimos y nos gustamos.
El problema era que nuestros corazones estaban chamuscados y adoloridos. Cada vez que nos acercábamos se contraían, reculaban, no querían saber de nada.
Así que ante la incapacidad de ofrecernos mutuamente nuestros órganos, los sustituimos por morrones.
Morrones recién arrancados. Rojos. Intensos. Brillantes. Perfumados.
Se adaptaron rápidamente a nuestros cuerpos. No latían como los corazones. Tenían una vibración casi imperceptible y constante, un cosquilleo fresco que impulsaba la sangre y erizaba los lóbulos de las orejas.  
Así es como cada vez que escribía en mi libreta y pensaba en sus ojos, dibujaba un pequeño morrón cruzado por una flecha. A su vez, un día de San Valentín recibí por debajo de mi puerta una esquela que decía “Mi morrón te pertenece”.
Hoy somos felices. Cada vez que pasamos por delante de una verdulería y vemos un cajón lleno de morrones, sonreímos. 




2 comentarios:

omar enletrasarte dijo...

no da para reírse, es cuestión de naturaleza, del rojo intenso y de flechas imaginarias que nos gusta tener
saludos

Noticias de Famosos dijo...

sí es para sonreir sí...