Engancho el sobre de dormir en el bolso, me cuelgo el morral, y salgo hacia el pueblo. Vale viene conmigo. Andamos calladas, de duelo por las vacaciones que se terminan. Nuestras amigas también nos acompañan, se levantaron temprano para despedirnos. Hace poco que amaneció y la arena está húmeda. El viento que viene del mar me despeina como lo ha hecho los últimos diez días.
Llegamos a la ruta para esperar el ómnibus que nos llevará a Montevideo. Acomodo el equipaje en la banquina y me siento en el suelo. Unos cinco obreros hacen lo suyo junto al asfalto. Van de naranja, con botas de construcción y cascos. Ponen ladrillos para un futuro puesto turístico. Unos brasileros que venían en el camión sacan una guitarra, un cajón peruano y una armónica y se ponen a tocar una canción en portugués. No entiendo lo que dice, pero suena melancólica. Los obreros miran de reojo, pero no muestran demasiado interés, y siguen trabajando. Vale trae una botella de agua del quiosco y se sienta cerca. A los minutos me dice: “¡Fah! No me había dado cuenta que estos pibes se habían puesto a tocar. Pensé que era la banda de sonido de la despedida…”
En el horizonte aparece el Rutas del Sol. Nos levantamos, nos sacudimos la tierra y esperamos nuestro turno para subir.
5 comentarios:
quien te ha visto y quien te ve...en rutas del sol...con todos esos hippies !!!
Y... viste que soy medio masoca... psssttt...
mira vos
en marzo voy a uruguay. tengo muchas expectativas...
piriapolis para arriba
vanesa pasc
¿quien es vale?
¿es la persona que no te prestó atención en año nuevo y que querías golpear?
Obvio que no es la que no te dio bola, sino sería un relato mucho más cargado de intensidad, Vale no esta puesta en el lugar del deseo.
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